miércoles, 16 de enero de 2008

UNA HISTORIA QUE TRAE COLA

... pidieron al Ratón que les contara otra historia.
--Me prometiste contarme tu vida, ¿te acuerdas? --dijo Alicia--. Y por qué odias a los... G. y a los P. --añadió en un susurro, sin atreverse a nombrar a los gatos y a los perros por su nombre completo para no ofender al Ratón de nuevo.
--¡Arrastro tras de mí una realidad muy larga y muy triste! --exclamó el Ratón, dirigiéndose a Alicia y dejando escapar un suspiro.
--Desde luego, arrastras una cola larguísima --dijo Alicia, mientras echaba una mirada admirativa a la cola del Ratón--, pero ¿por qué dices que es triste?
Y
tan convencida estaba Alicia de que el Ratón se refería a su cola, que, cuando él empezó a hablar, la historia que contó tomó en la imaginación de Alicia una forma así:
"Cierta Furia dijo a un
Ratón al que se encontró
en su casa: "Vamos a ir juntos ante la Ley: Yo te acusaré, y tú te defenderás.
¡Vamos! No admitiré más
discusiones Hemos de
tener un proceso, porque esta mañana no he
tenido ninguna otra
cosa que hacer". El
Ratón respondió a la
Furia: "Ese pleito, señora no servirá si no
tenemos juez y jurado,
y no servirá más que
para que nos gritemos
uno a otro como una
pareja de tontos"
Y replicó la Furia: "Yo seré
al mismo tiempo
el juez y el
jurado." Lo dijo
taimadamente
la vieja Furia. "Yo
seré la que
diga todo
lo que
haya
que
decir,
y tam-
bién
quien
a muer-
te te
con-
de-
ne."

Bueno, ya sabes qué te voy a pedir: una historia con mucha cola. Una historia que sea larga, que se alarga y sea la rrrrrrrrrrga. Y claro que va cogiendo forma.

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