Alicia se quedó bien sola. Todos fueron encontrando alguna disculpa: "No tengo más remedio que irme a casa; el sereno de la noche no le sienta bien a mi garganta", dijo una vieja urraca. Y un canario se puso a recoger a su prole , diciéndoles con temblorosa voz: "¡Vamos queriditos! Ya va siendo hora de estar acostados todos en casita". Y así con diversos pretextos fueron yéndose y Alicia se quedó pronto bien sola.
Por cierto tú también te habías ido. ¿Recuerdas cuál fue tu disculpa?
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